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LA ACTIVIDAD LUDICA Y LA EDUCACIÒN


La importancia de la actividad lúdica y el tiempo libre en la Educación
 
    La actividad lúdica en general no sólo constituye una manera de invertir el tiempo libre, sino que además tiene una gran importancia para el desarrollo integral del niño. Según Trilla (1989) "el ocio, independientemente de la actividad concreta de que se trate, es una forma de utilizar el tiempo libre mediante una ocupación libremente elegida y realizada cuyo mismo desarrollo resulta satisfactorio o placentero para el individuo".
    Como decíamos en la introducción, podemos encontrar numerosos estudios acerca de la actividad lúdica, sus beneficios, funciones, características, etc. Respecto a la importancia de la educación del tiempo libre "Theeboom y Bollaert (1996) resumen los acuerdos del grupo investigador Delpli: La educación del tiempo es un proceso de liberación que lleva a la persona a una actitud abierta, libre y comprometida con la construcción de su propia realidad (...) el fin de la educación del tiempo libre es la libertad (Pérez, 1988) (...) educar a las personas para la óptima utilización de ese tiempo de manera creativa y autónoma será el objetivo de la educación del tiempo libre; que debe configurar aprendizaje, creación, diversión, participación y cultivo de la propia personalidad". (Hernández, 2000)".
     Esto está claramente relacionado con la dualidad del juego en el Currículo de Educación Física donde el juego es un medio o metodología para alcanzar ciertos objetivos, pero también un contenido cuyo objetivo es el juego en sí mismo. Los Maestros de Educación Física (MEF) somos buenos conocedores del trabajo necesario para desarrollar una actividad cuya razón de ser está en la propia actividad.
    En cuanto a la responsabilidad de educar el tiempo de ocio, habría que comenzar diciendo que nos adentramos en un territorio ambiguo, algo difícil de delimitar y donde una comunicación fluida, que nos permita conocer nuestro espacio y capacidad de intervención, tanto padres como maestros, será de vital importancia para conocer cual es la labor a desarrollar por cada uno y coordinarse para optimizar el trabajo y alcanzar los objetivos. Hernández (2000) recoge como Martín y Mason (1987) señalan que la educación para el ocio debe envolver a varios estamentos y organizaciones educativas. Así consideran que en la Educación formal y no formal, para chicos y adultos, en instituciones y en la comunidad, todos tienen parte en el juego. Se requieren diferentes sistemas y estructuras para encontrar la amplia variedad y necesidades que los objetivos de la educación del ocio requieren. "El ocio es un primer ejemplo de las necesidades de la educación permanente. Si la educación del ocio debe ser desarrollada, es una necesidad que las instituciones de la educación formal jueguen un papel cada vez más activo en esta área". (Hernández, 2000)
    Por ello coincidimos con este autor cuando apunta que la escuela y los sistemas de educación permanente deberían involucrarse en los tres elementos fundamentales de la educación para el ocio: el desarrollo de la conciencia del ocio, la habilidad para manejar el tiempo y sus destrezas generales de vida.
    A modo de conclusiones respecto a la importancia de educar la actividad y lúdica y el tiempo libre Bruner expresa que "El juego no es sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para el adulto..., es una forma de utilizar la mente e, incluso mejor, una actitud sobre cómo utilizar la mente. Es un marco en el que poner a prueba las cosas, un invernadero en el que poder combinar pensamiento, lenguaje y fantasía" (Bruner, 1997, citado por Trigueros, 2002). En esa misma línea Martínez Criado señala: "no es cierto que jugar no sea una actividad seria. Lo es tanto en un sentido inmediato como en sus consecuencias futuras" (Martínez Criado, 1998)
     En este informe trataremos de contrastar esta información con la percepción de los distintos grupos: padres, alumnos y profesorado; que inevitablemente condicionan el desarrollo de estas actividades.

Metodología empleada
    Como decíamos al introducir este artículo, el objeto de nuestra investigación no se centra en dar respuestas, sino en comprender y valorar la realidad de las actividades lúdicas que realizan los niños y niñas en su tiempo de ocio, desde la percepción de los padres, de los niños y niñas, y del profesorado de Educación Física, y para ello creemos conveniente interpretar y analizar los distintos discursos personales, que tratan de explicar esa determinada realidad social desde su particular visión, considerando que la entrevista se convierte en uno de los medios más importantes para recoger esta realidad.
    Compartiendo el pensamiento de Pérez Gómez (1994) y Santos (1990) que consideran que la naturaleza de los fenómenos que ocurren en un centro escolar es de carácter social, en donde no existe un camino único para llegar a reconstruir la realidad para conocerla, explorarla e interpretarla, por lo que se requiere una metodología de investigación que respete dicha naturaleza, siendo necesario llegar a comprender el significado de la misma situándola en el contexto físico, psico-social y pedagógico que la condiciona; nos situamos en un paradigma interpretativo que se preocupa por indagar el significado de los fenómenos educativos en la complejidad de la realidad natural donde se producen (Pérez Gómez, 1994) y que da respuesta a las necesidades que demanda nuestra investigación.
    Así mismo, compartimos la idea de Ruiz Olabuénaga (1996) de que para entender por qué las personas actúan como actúan, hay que comprender el sentido único que ellas dan a sus actos, y para ello, lejos de suponer que el investigador conoce, a través de los comportamientos exteriores, el sentido que los individuos dan a sus actos, qué mejor que preguntárselo a los interesados, para que estos puedan expresarlo en sus propios términos y con la suficiente profundidad para captar toda la riqueza de su significado.

El criterio de los responsables. Los Padres casos 
    El recuerdo de los juegos que hacían de niños, no parece tan vivo, como el del MEF. Sin embargo todos coinciden en rememorar juegos más activos de los que actualmente realizan sus hijos y siempre en la calle:
"Jugaba a la gomilla, al corrillo, pilla-pilla, y hoy no se juega a eso, balontiro, balompié". (Madre 4)
"Lo bueno es que estábamos mezclados los niños y las niñas, jugábamos a la comba, a la regaña,... todos juntos". (Madre 3)
    Podemos apreciar como los juegos estaban diferenciados por sexos pero también como, llegado el caso, podían jugar juntos. Los padres aprecian perfectamente las diferencias y cambios que ha habido en tan sólo una generación.
    Encontramos una gran heterogeneidad sobre la influencia que, piensan, pudieron tener esos juegos:
"Somos hijos de nuestro tiempo y las actividades influyen. Los juegos son una preparación para la vida, jugar con el ordenador, por ejemplo, puede ser útil para su posterior trabajo...". (Padre 5)
"No,... no creo que me hayan influido en ser de una manera u otra". (Madre 1)
    Como podemos ver, hay quienes no saben, quienes dicen que sí y los que opinan que no han influido. En cualquier caso, los padres de hoy tratan de controlar más a sus hijos y sus actividades: saben los juegos que realizan (aunque no estén de acuerdo y les regalen lo que diga la TV), insisten todos en que conocen a cada amigo de su hijo/a, y la mayor parte del tiempo los tienen en casa donde controlan los tiempos de juego:
"Casi siempre en la casa, con el videojuego. Sólo o con amigos pero en la casa y en verano en la calle". (Madre 2)
"...con sus amigos, conocemos con los niños que juega al fútbol y los niños del colegio también". (Padre 4)
"Ve mucho la tele, pero la tele no es buena, es una inactividad ya que el niño no crea, es bueno que tengan imaginación que inventen cuentos…" (Madre 5)
    No siempre sucede así, depende del barrio. Si hay una zona adecuada justo a la puerta de casa, los niños pueden salir a la calle. Pero esto es cada vez más difícil de encontrar y tampoco significa que el niño/a pueda desarrollar todo el abanico de actividades que sería deseable. Las actividades extraescolares que parecen un recurso muy usado forman parte de esta forma de control, también aquí encontramos diferencias de opinión:
"Sí, pero me parecerían mejor si estuvieran mejor planteadas, si no fuera sólo para tener distraído al niño". (Madre 3)
"El niño no tiene ni idea de deporte, pero está apuntado a balonmano y baloncesto y lo quito así unas cuantas horas de la tele". (Madre 1)
"...las intelectuales se valoran más. Lo ideal sería una mezcla, un equilibrio. Pues estaba antes en aeróbic pero lo ha tenido que dejar por las tareas. Yo la veía agobiada allí, por la falta de tiempo". (Padre 5)
    En cualquier caso, está claro que el niño pasa mucho tiempo en casa, sin embargo en verano parece irrefrenable que los niños salgan a la calle. El tiempo que pasan en el colegio se transforma, en vacaciones, en tiempo para jugar en la calle:
"Preferiría que pasara más tiempo en la calle pero eso ya no se puede (…) en verano juega más en la calle". (Madre 2 )
    Éste sería el primer campo de actuación, la demanda que actualmente no cubre la actividad extraescolar propuesta, siempre y cuando la actividad lúdica tuviera la consideración que se merece.
    El tiempo que el niño pasa en casa y otros muchos factores provocan que la opinión de los padres y su labor como educadores sea imprescindible. Respecto a la opinión de los padres acerca de las actividades lúdicas de sus hijos, encontramos también una gran heterogeneidad:
"No me he planteado que me guste o no a lo que ella juega" (Padre 5)
"Juega a lo que juegan todos, la playstation, el fútbol, el ordenador, y sus muñecos" (Madre 4)
    Es lógico, y existe una clara relación: los padres cuya opinión, acerca de sus propios juegos en la infancia, es que no tienen influencia, se corresponden con afirmaciones tales como la primera; los padres que opinan que sí fueron influidos por las actividades que realizaron de pequeños se muestran más interesados por las actividades que realizan sus hijos. Aunque la mayor parte de éstos últimos, sólo otorgan un valor de mera distracción a la actividad lúdica. Sin embargo, parece una contradicción que la gran mayoría de padres otorguen a la actividad lúdica un gran valor a la hora de transmitir valores:
"El deporte no me importa pero el ordenador no lo veo bien, por lo menos tanto tiempo. Más de una hora es demasiado." (Padre 4)
"Nos interesan las actividades que le pueden servir más, como la música. Pero le dejamos libertad de elección". (Madre 5)
"Yo pienso que sí... por ejemplo en el deporte, se echan una mano los unos a los otros". (Padre 2)
"Yo no veo valores,... lo que hacen en el juego es reproducir la realidad,... por ejemplo, jugar con muñecas". (Padre 5)
"Compañerismo, saber perder,... hoy los niños no saben perder. A compartir la pelota…". (Madre 4)
    Esto evidencia una paradoja, todos los padres quieren que sus hijos tengan éxito y que sean felices. Pero formar una persona con valores, íntegra,... requiere una educación coherente y multilateral. Es una tarea muy compleja, más aun cuando los padres no comparten sus opiniones acerca de asuntos tan importantes y prácticos.
    Para llevar a cabo esta tarea con éxito, los padres deben mostrarse de acuerdo en temas, como por ejemplo, el tipo de actividad extraescolar que realiza su hijo. En las entrevistas hemos podido observar cómo los padres alababan los valores transmitidos por la Educación Física, sin embargo, a la hora de elegir la actividad, se decantaban más por "las de tipo intelectual" (no es objeto de esta investigación, demostrar las posibilidades conceptuales y requerimientos de tipo intelectual de la actividad física).
    Por todo esto, las posibles combinaciones entre las motivaciones de los niños y niñas y la concepción de sus padres acerca de las actividades lúdicas y/o extraescolares, la elección de las actividades es muy variada, aunque suelen ser propuestas por el niño/a, con la aprobación materna:
"No,... no lo sé,... ella se plantea el canto y sale de ella, no se lo proponemos nosotros" (Madre 5)
"si fuera por él haría todos los deportes". (Padre 4)
    Se observa como también aquí existe un gran control, aunque los padres dicen no influir a sus hijos, lo cierto es que sus hijos "eligen" actividades que agraden a sus padres, son del mismo equipo de fútbol (normalmente); la madre, cuya hija eligió el canto, pertenece a una coral, etc.
    La responsabilidad de que el niño sepa ocupar su tiempo de ocio parece un asunto del que los padres no conocen referencias acerca de cómo debería ser, pero la mayoría piensa que es compartida con el MEF. Aunque reconocen que la mayor parte de esta responsabilidad debe recaer en los padres:
"...de los padres. Los profesores se limitan a dar sus clases, su misión es en las aulas y a no ser que sea un niño problemático, el profe no se mete" (Padre 2)
"yo pienso que de todo un poco, que el colegio también debe de ayudar... porque allí se tiran muchas horas, y ellos (los maestros) se supone que saben más que los padres... tú puedes instruirles mucho pero en el colegio pienso yo que pueden influirles para que sean unos niños sanos,... unos niños deportistas" (Madre 4)
    Recordemos que el MEF opina que la responsabilidad de educar este aspecto es principalmente de los padres y decía que son los padres quienes deben apuntar a sus hijos a las actividades extraescolares. Esto es lógico, pero requiere que los padres se preocupen por la actividad lúdica de sus hijos y no siempre sucede así, más aun en edades tempranas.
    Es más sencillo cambiar los juegos por actividades pasivas y obligaciones: matemáticas, inglés, etc. Este cúmulo de "factores de control" es motivo de tranquilidad para los padres, pero no debe ser así para los MEF. Nuestra responsabilidad en esta situación es diseñar un programa que enseñe a ocupar el tiempo libre de forma constructiva atendiendo a los intereses de los alumnos y hacer saber a los padres, la importancia de la actividad lúdica en sí.

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