La importancia de la actividad lúdica y el tiempo libre en la Educación
La actividad lúdica en general no sólo
constituye una manera de invertir el tiempo libre, sino que además tiene
una gran importancia para el desarrollo integral del niño. Según
Trilla (1989) "el ocio, independientemente de la actividad concreta
de que se trate, es una forma de utilizar el tiempo libre mediante una
ocupación libremente elegida y realizada cuyo mismo desarrollo resulta
satisfactorio o placentero para el individuo".
Esto está claramente relacionado con la
dualidad del juego en el Currículo de Educación Física donde el juego es
un medio o metodología para alcanzar ciertos objetivos, pero también un
contenido cuyo objetivo es el juego en sí mismo. Los Maestros de
Educación Física (MEF) somos buenos conocedores del trabajo necesario
para desarrollar una actividad cuya razón de ser está en la propia
actividad.
En cuanto a la responsabilidad de educar el
tiempo de ocio, habría que comenzar diciendo que nos adentramos en un
territorio ambiguo, algo difícil de delimitar y donde una comunicación
fluida, que nos permita conocer nuestro espacio y capacidad de
intervención, tanto padres como maestros, será de vital importancia para
conocer cual es la labor a desarrollar por cada uno y coordinarse para
optimizar el trabajo y alcanzar los objetivos. Hernández (2000) recoge
como Martín y Mason (1987) señalan que la educación para el ocio debe
envolver a varios estamentos y organizaciones educativas. Así consideran
que en la Educación formal y no formal, para chicos y adultos, en
instituciones y en la comunidad, todos tienen parte en el juego. Se
requieren diferentes sistemas y estructuras para encontrar la amplia
variedad y necesidades que los objetivos de la educación del ocio
requieren. "El ocio es un primer ejemplo de las necesidades de la
educación permanente. Si la educación del ocio debe ser desarrollada, es
una necesidad que las instituciones de la educación formal jueguen un
papel cada vez más activo en esta área". (Hernández, 2000)
Por ello coincidimos con este autor cuando
apunta que la escuela y los sistemas de educación permanente deberían
involucrarse en los tres elementos fundamentales de la educación para el
ocio: el desarrollo de la conciencia del ocio, la habilidad para
manejar el tiempo y sus destrezas generales de vida.
A modo de conclusiones respecto a la importancia de educar la actividad y lúdica y el tiempo libre Bruner expresa que "El
juego no es sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para el
adulto..., es una forma de utilizar la mente e, incluso mejor, una
actitud sobre cómo utilizar la mente. Es un marco en el que poner a
prueba las cosas, un invernadero en el que poder combinar pensamiento,
lenguaje y fantasía" (Bruner, 1997, citado por Trigueros, 2002). En esa misma línea Martínez Criado señala: "no es cierto que jugar no sea una actividad seria. Lo es tanto en un sentido inmediato como en sus consecuencias futuras" (Martínez Criado, 1998)
En este informe trataremos de contrastar
esta información con la percepción de los distintos grupos: padres,
alumnos y profesorado; que inevitablemente condicionan el desarrollo de
estas actividades.
Metodología empleada
Como decíamos al introducir este artículo,
el objeto de nuestra investigación no se centra en dar respuestas, sino
en comprender y valorar la realidad de las actividades lúdicas que
realizan los niños y niñas en su tiempo de ocio, desde la percepción de
los padres, de los niños y niñas, y del profesorado de Educación Física,
y para ello creemos conveniente interpretar y analizar los distintos
discursos personales, que tratan de explicar esa determinada realidad
social desde su particular visión, considerando que la entrevista se
convierte en uno de los medios más importantes para recoger esta
realidad.
Compartiendo el pensamiento de Pérez Gómez
(1994) y Santos (1990) que consideran que la naturaleza de los fenómenos
que ocurren en un centro escolar es de carácter social, en donde no
existe un camino único para llegar a reconstruir la realidad para
conocerla, explorarla e interpretarla, por lo que se requiere una
metodología de investigación que respete dicha naturaleza, siendo
necesario llegar a comprender el significado de la misma situándola en
el contexto físico, psico-social y pedagógico que la condiciona; nos
situamos en un paradigma interpretativo que se preocupa por indagar el
significado de los fenómenos educativos en la complejidad de la realidad
natural donde se producen (Pérez Gómez, 1994) y que da respuesta a las
necesidades que demanda nuestra investigación.
Así mismo, compartimos la idea de Ruiz
Olabuénaga (1996) de que para entender por qué las personas actúan como
actúan, hay que comprender el sentido único que ellas dan a sus actos, y
para ello, lejos de suponer que el investigador conoce, a través de los
comportamientos exteriores, el sentido que los individuos dan a sus
actos, qué mejor que preguntárselo a los interesados, para que estos
puedan expresarlo en sus propios términos y con la suficiente
profundidad para captar toda la riqueza de su significado.
El criterio de los responsables. Los Padres y casos
El recuerdo de los juegos que hacían de
niños, no parece tan vivo, como el del MEF. Sin embargo todos coinciden
en rememorar juegos más activos de los que actualmente realizan sus
hijos y siempre en la calle:
"Jugaba a la gomilla, al corrillo, pilla-pilla, y hoy no se juega a eso, balontiro, balompié". (Madre 4)
"Lo bueno es que estábamos mezclados los niños y las niñas, jugábamos a la comba, a la regaña,... todos juntos". (Madre 3)
Podemos apreciar como los juegos estaban
diferenciados por sexos pero también como, llegado el caso, podían jugar
juntos. Los padres aprecian perfectamente las diferencias y cambios que
ha habido en tan sólo una generación.
Encontramos una gran heterogeneidad sobre la influencia que, piensan, pudieron tener esos juegos:
"Somos hijos de nuestro tiempo y las
actividades influyen. Los juegos son una preparación para la vida, jugar
con el ordenador, por ejemplo, puede ser útil para su posterior
trabajo...". (Padre 5)
"No,... no creo que me hayan influido en ser de una manera u otra". (Madre 1)
Como podemos ver, hay quienes no saben,
quienes dicen que sí y los que opinan que no han influido. En cualquier
caso, los padres de hoy tratan de controlar más a sus hijos y sus
actividades: saben los juegos que realizan (aunque no estén de acuerdo y
les regalen lo que diga la TV), insisten todos en que conocen a cada
amigo de su hijo/a, y la mayor parte del tiempo los tienen en casa donde
controlan los tiempos de juego:
"Casi siempre en la casa, con el videojuego. Sólo o con amigos pero en la casa y en verano en la calle". (Madre 2)
"...con sus amigos, conocemos con los niños que juega al fútbol y los niños del colegio también". (Padre 4)
"Ve mucho la tele, pero la tele no es buena,
es una inactividad ya que el niño no crea, es bueno que tengan
imaginación que inventen cuentos…" (Madre 5)
No siempre sucede así, depende del barrio. Si
hay una zona adecuada justo a la puerta de casa, los niños pueden salir
a la calle. Pero esto es cada vez más difícil de encontrar y tampoco
significa que el niño/a pueda desarrollar todo el abanico de actividades
que sería deseable. Las actividades extraescolares que parecen un
recurso muy usado forman parte de esta forma de control, también aquí
encontramos diferencias de opinión:
"Sí, pero me parecerían mejor si estuvieran mejor planteadas, si no fuera sólo para tener distraído al niño". (Madre 3)
"El niño no tiene ni idea de deporte, pero
está apuntado a balonmano y baloncesto y lo quito así unas cuantas horas
de la tele".
(Madre 1)
"...las intelectuales se valoran más. Lo
ideal sería una mezcla, un equilibrio. Pues estaba antes en aeróbic pero
lo ha tenido que dejar por las tareas. Yo la veía agobiada allí, por la
falta de tiempo".
(Padre 5)
En cualquier caso, está claro que el niño
pasa mucho tiempo en casa, sin embargo en verano parece irrefrenable que
los niños salgan a la calle. El tiempo que pasan en el colegio se
transforma, en vacaciones, en tiempo para jugar en la calle:
"Preferiría que pasara más tiempo en la calle pero eso ya no se puede (…) en verano juega más en la calle". (Madre 2 )
Éste sería el primer campo de actuación, la
demanda que actualmente no cubre la actividad extraescolar propuesta,
siempre y cuando la actividad lúdica tuviera la consideración que se
merece.
El tiempo que el niño pasa en casa y otros
muchos factores provocan que la opinión de los padres y su labor como
educadores sea imprescindible. Respecto a la opinión de los padres
acerca de las actividades lúdicas de sus hijos, encontramos también una
gran heterogeneidad:
"No me he planteado que me guste o no a lo que ella juega"
(Padre 5)
"Juega a lo que juegan todos, la playstation, el fútbol, el ordenador, y sus muñecos" (Madre 4)
Es lógico, y existe una clara relación: los
padres cuya opinión, acerca de sus propios juegos en la infancia, es que
no tienen influencia, se corresponden con afirmaciones tales como la
primera; los padres que opinan que sí fueron influidos por las
actividades que realizaron de pequeños se muestran más interesados por
las actividades que realizan sus hijos. Aunque la mayor parte de éstos
últimos, sólo otorgan un valor de mera distracción a la actividad
lúdica. Sin embargo, parece una contradicción que la gran mayoría de
padres otorguen a la actividad lúdica un gran valor a la hora de
transmitir valores:
"El deporte no me importa pero el ordenador no lo veo bien, por lo menos tanto tiempo. Más de una hora es demasiado." (Padre 4)
"Nos interesan las actividades que le pueden servir más, como la música. Pero le dejamos libertad de elección". (Madre 5)
"Yo pienso que sí... por ejemplo en el deporte, se echan una mano los unos a los otros". (Padre 2)
"Yo no veo valores,... lo que hacen en el juego es reproducir la realidad,... por ejemplo, jugar con muñecas". (Padre 5)
"Compañerismo, saber perder,... hoy los niños no saben perder. A compartir la pelota…". (Madre 4)
Esto evidencia una paradoja, todos los padres
quieren que sus hijos tengan éxito y que sean felices. Pero formar una
persona con valores, íntegra,... requiere una educación coherente y
multilateral. Es una tarea muy compleja, más aun cuando los padres no
comparten sus opiniones acerca de asuntos tan importantes y prácticos.
Para llevar a cabo esta tarea con éxito, los
padres deben mostrarse de acuerdo en temas, como por ejemplo, el tipo de
actividad extraescolar que realiza su hijo. En las entrevistas hemos
podido observar cómo los padres alababan los valores transmitidos por la
Educación Física, sin embargo, a la hora de elegir la actividad, se
decantaban más por "las de tipo intelectual" (no es objeto de esta
investigación, demostrar las posibilidades conceptuales y requerimientos
de tipo intelectual de la actividad física).
Por todo esto, las posibles combinaciones
entre las motivaciones de los niños y niñas y la concepción de sus
padres acerca de las actividades lúdicas y/o extraescolares, la elección
de las actividades es muy variada, aunque suelen ser propuestas por el
niño/a, con la aprobación materna:
"No,... no lo sé,... ella se plantea el canto y sale de ella, no se lo proponemos nosotros" (Madre 5)
"si fuera por él haría todos los deportes". (Padre 4)
Se observa como también aquí existe un gran
control, aunque los padres dicen no influir a sus hijos, lo cierto es
que sus hijos "eligen" actividades que agraden a sus padres, son del
mismo equipo de fútbol (normalmente); la madre, cuya hija eligió el
canto, pertenece a una coral, etc.
La responsabilidad de que el niño sepa ocupar
su tiempo de ocio parece un asunto del que los padres no conocen
referencias acerca de cómo debería ser, pero la mayoría piensa que es
compartida con el MEF. Aunque reconocen que la mayor parte de esta
responsabilidad debe recaer en los padres:
"...de los padres. Los profesores se limitan a
dar sus clases, su misión es en las aulas y a no ser que sea un niño
problemático, el profe no se mete" (Padre 2)
"yo pienso que de todo un poco, que el
colegio también debe de ayudar... porque allí se tiran muchas horas, y
ellos (los maestros) se supone que saben más que los padres... tú puedes
instruirles mucho pero en el colegio pienso yo que pueden influirles
para que sean unos niños sanos,... unos niños deportistas" (Madre 4)
Recordemos que el MEF opina que la
responsabilidad de educar este aspecto es principalmente de los padres y
decía que son los padres quienes deben apuntar a sus hijos a las
actividades extraescolares. Esto es lógico, pero requiere que los padres
se preocupen por la actividad lúdica de sus hijos y no siempre sucede
así, más aun en edades tempranas.
Es más sencillo cambiar los juegos por
actividades pasivas y obligaciones: matemáticas, inglés, etc. Este
cúmulo de "factores de control" es motivo de tranquilidad para los
padres, pero no debe ser así para los MEF. Nuestra responsabilidad en
esta situación es diseñar un programa que enseñe a ocupar el tiempo
libre de forma constructiva atendiendo a los intereses de los alumnos y
hacer saber a los padres, la importancia de la actividad lúdica en sí.
hola que
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